“ Mi hijo no acepta un no por respuesta” .
Este tema es uno de los más preguntados dentro de la atención en pediatría y en psicopedagogía. Esto es debido a que, ocasiona mucha ansiedad y mucho estrés en el día día . Sin embargo, es importante conocer cómo funciona nuestra mente, no solamente la del adulto sino también , la mente de nuestros hijos.
En primer lugar sabemos que nuestros hijos son lo más importante de nuestra vida, ese amor incondicional que hasta que no se vive y se siente , no se conoce, esos retos que debemos avanzar junto a ellos en todas sus dificultades y potenciar todas aquellas virtudes , que les ayuden a avanzar.
Pero nadie nos explicó cómo lidiar con la rabietas , cómo lidiar con niños desafiantes, como aceptar que en determinados momentos de la evolución de nuestro hijo, deben pasar una serie de etapas que nadie nos informa. Uno de ellos es sin duda , la aceptación del no , como respuesta.

Conociendo la mente del niño
Imagínate por un momento que estamos en el paleolítico, la especie humana debe adaptarse a cada una de las dificultades para sobrevivir. La supervivencia es la base de su vida y de su existencia y por ello , necesitan adaptarse a cada uno de los problemas que le surgen.
La mente humana tiene una percepción sobre la palabra Si . El si evalúa que las cosas van bien, que se comunican adecuadamente, que pueden tener relación con su entorno y con la naturaleza, que pueden tener una correcta vivencia.
Ahora estás en el poblado y aparece una manada de lobos de forma inesperada y sin entender lo que pasa. En primer lugar nuestra mente refleja un No. Ya no estamos en estado de vivencia sino en estado de supervivencia. En este momento, captan información los órganos de los sentidos desde el exterior sobre todo lo que está ocurriendo y se activan las terminaciones nerviosas hacia la amígdala cerebral.
Esta amígdala es la que tiene la capacidad de gestionar nuestras emociones y de utilizar nuestra fuerza mental para cada situación.
Esta amígdala no se ha desarrollado a lo largo del tiempo de la misma forma que ha desarrollado los hemisferios cerebrales por lo tanto es un mini órgano que tenemos en el sistema nervioso central y que recogen la información de nuestras vivencias, de nuestras experiencias, de nuestras creencias, y de las emociones que vivimos.
Por esta razón cuando le decimos NO a nuestro hijo se pone en activo la amígdala cerebral por motivo de ser considerado como si fuera un estado de supervivencia.

La amígdala cerebral en el caso del paleolítico lo que ocasiona es la activación de determinados sistemas nerviosos que permiten la lucha, la defensa, la utilización de la fuerza, para luchar contra los lobos pero en una sociedad actual, donde no nos encontramos lobos por la calle ni en nuestro entorno ,la amígdala desarrolla la misma capacidad para establecer emociones y entre ellas las emociones negativas son las que más se activan con respecto a las positivas.
Esto quiere decir que , cuando le decimos no a nuestros hijos esta información genera emociones del tipo angustia, tristeza, incomprensión, como parte de nuestro mecanismo de supervivencia.Esto no ocurre cuando no somos tan tajantes y como queremos decir lo mismo Si la palabra no.

Pero no solo tenemos esta parte de neurociencia de cómo actúa nuestra mente sino también de cómo se adapta a las circunstancias externas es decir a su cultura a su sociedad al contacto con los demás a contacto con la familia y sobre todo en contacto con sus convivientes.
No sabemos el poder que tenemos en nuestros hijos para adaptar su etapa de crecimiento a nuestra vida.
Sé que es muy complicado porque no solamente tenemos la parte educacional de nuestros hijos, sino la protección, sino la adecuación de las emociones, en un entorno en el que en muchas ocasiones no es fácil, cómo puede ser la incompatibilidad de la vida familiar y laboral, como la ausencia de alguno de los padres por otros motivos, en el contexto de una separación o de un divorcio, etc. pero como siempre le explican los padres que acuden a mí, no es imposible.
Desde el punto de vista de la psicoterapia y de la psicopedagogía, sabemos la importancia que tiene adecuada educación de nuestros hijos a nuestro estilo de vida.
Cada familia tiene un estilo de vida y por lo tanto no se puede adecuar al resto de la gente. Podemos tener una cultura diferente, una manera de pensar diferente, un estatus social distinto, unos ideales o creencias sobre educación diferentes pero una cosa está clara, lo que necesita nuestros hijos es básico: amor y comprensión.

Refuerzo de razón variable. Cómo funciona También existe lo que se conoce desde el punto de vista de la psicología infantil como el refuerzo de razón variable.
Es muy fácil de comprender con un ejemplo. Imagínate que tienes un ratoncito con un pequeño aplicador constantemente le sale la misma cantidad de comida, por lo tanto ,su mente tiene interiorizado este patrón que consiste en que cada vez que él accione este aplicador podrá obtener comida. Imaginaros por el contrario , que esté aplicado solamente determina determina si va a comer o no y no de manera sistemática, entonces ¿ qué crees que hará el ratoncito? .
El ratoncito intentará todas las veces que sea posible, activar el interruptor , esto quiere decir , que hasta que no reciba la comida no va a parar reaccionar.
Esto se lo extrapolamos a la vida de nuestros hijos ya podemos entender el porqué hay niños que cuando le decimos que no , intenta una y otra vez accionar ese botón. Intentan constantemente buscar nuestros límites, intentan constantemente desafiarnos para que podamos darle lo que ellos quieren y su mente no acepta.

Ya sabemos cuando le digo que no a mi hijo no para de hacer exactamente lo mismo , hasta que ya me saca de mis casillas.
Además Influye nuestro patrón educacional. Es decir, que tiempo dedicamos al día, aprender a decir frases o palabras que tengan ese carácter negativo pero no la palabra no, como nos dirigimos a nuestros hijos, cómo gestionamos nuestras emociones entorno a lo que no nos gusta de ellos, y cómo establecer nuevos cambios de conducta en ellos junto con nosotros.
La importancia de la comunicación
Cuando nosotros le damos a nuestro hijo una orden y queremos que la cumpla , independientemente de la edad que tenga, debemos adaptar más el lenguaje en lo que queremos conseguir. Es decir, no es lo mismo cómo hablarle a un niño de 5-6 años o cómo hablarle a una adolescente. Cada etapa tiene una evolución diferente pero todas radican en lo mismo, en la necesidad de tener un patrón determinado como le ocurre al ratoncito.

Como un ejemplo vale más que 1000 palabras os voy a poner como podríamos interactuar con nuestros hijos imponiendo nuestro criterio y evitando la palabra No:
– No sé cómo te la apañas pero siempre te comportas mal. Te he dicho que eso no lo hagas, te he dicho que no.
En este ejemplo , le hemos dicho tres veces la palabra no y además le hemos comentado lo malo que es. Cuando un padre una madre habla de una manera despectiva de su hijo, el niño no piensa que es debido a ese comportamiento sino piensa que es en el contexto de sí mismo por lo tanto , cuando nosotros le decimos que es malo o que es tonto o qué es idiota no lo piensa en el contexto de la conversación ni en el motivo sino de su propio interior.
– Hijo, Sabes que lo que has hecho no me gusta, Sabes que esto lo hemos hablado y aún así, has hecho lo contrario a lo que te he pedido. Creo Que deberíamos haberlo gestionado mejor.

En esta conversación , estoy diciendo que no estoy de acuerdo con lo que está cansando , evidentemente con una comunicación no verbal de firmeza y determinación, he usado solamente la palabra no en la primera parte pero no ajustada a él sino a mí misma , es decir, yo no estoy de acuerdo , esto no me gusta a mí pero no hacia él , no lo insulto y siempre hablo de que podríamos haberlo hecho juntos mejor.
En este momento de la conversación es cuando hablamos de manera directa de las consecuencias. Debe ser consciente que Cada acción tiene su reacción.
El problema de muchos padres es la inconsistencia de esa reacción. Si nosotros no somos consistentes y conscientes en cada momento de cómo estamos poniendo las reacciones, acorde a su edad, nos pasará como el ratoncito que estará constantemente pensando que si acciona el interruptor tendrá lo que él necesita.

Vanessa Domínguez Ubeda Médico de familia, posgrado en Coaching, PNL y gestión de equipos
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